Actualmente, los médicos recomiendan los termómetros digitales porque son más prácticos y evitan el riesgo de exposición al mercurio altamente tóxico si el dispositivo se rompe. Pero para aquellos que los prefieren a otras opciones, cómo leer un termómetro de mercurio es bastante sencillo. Estos son los pasos a seguir.
- Limpie el cilindro y el bulbo (las partes metálicas que estarán en contacto con el cuerpo) con un bastoncillo de algodón empapado en etanol.
- Agítelo enérgicamente -y retírelo por el otro lado del bulbo- para «bajar» las partículas de mercurio que hayan podido quedar fuera del bulbo, asegurando así que la temperatura indicada es la verdadera.
- Selecciona la posición del cuerpo a colocar. Se recomienda ponerlo debajo de la lengua -solo recomendado para jóvenes o adultos- o debajo de la axila, debe estar seco.
- Coloca el termómetro en la zona seleccionada, espera a que se mueva el mercurio -unos cinco minutos, no lo quites hasta entonces- y lee lo que indica el termómetro de mercurio.
- Mire la línea central, indicará la temperatura (es posible que deba mover el termómetro suavemente de un lado a otro para detectar la banda oscura formada por el mercurio).
- Agite el termómetro para «bajar» el mercurio de nuevo en el bulbo, esterilícelo con etanol y guárdelo en una caja fuera del alcance de los niños.
- Es importante no tomarse la temperatura inmediatamente después del baño, o si ha estado amarrado por mucho tiempo, ya que el termómetro puede dar lecturas falsas. Para los niños, no los deje cerca del dispositivo sin la supervisión de un adulto.